Las cercanías de la estación Once del FC Sarmiento se han convertido en un territorio ocupado por las organizaciones de venta ilegal. Cientos de personas se instalan día a día en el espacio público sin autorización, con mesas precarias en donde venden baratijas, ropa, equipos de audio, alimentos e incluso medicamentos.
Cerca del mediodía, en la Av. Pueyrredón entre Sarmiento y Perón, se prepara un guiso que se consume allí mismo, entre la multitud que va de un lado al otro, y el tránsito febril de autos particulares, colectivos y taxis. Un caos.
Esta situación es un eslabón más de una cadena de delitos e irregularidades: entrada ilegal de inmigrantes al país, usurpación de inmuebles, trabajo en negro, falsificación de marcas, ocupación ilegal del espacio público, atentado a la salud pública, etc.
Es imposible no sospechar de la connivencia de estas organizaciones con algún nivel de funcionarios públicos.
Es necesario que las autoridades nacionales y de la ciudad de Buenos Aires se pongan a trabajar con honestidad y eficiencia en el problema, a través de una política de Estado elaborada en conjunto, sin echarse culpas entre sí, para resolver estos problemas y mejorar la calidad de vida nuestro pueblo.
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